En 1997 empecé a pintar, desde entonces he hecho muchas cosas y tocado diversas disciplinas dentro del graffiti, pero lo que jamás he dejado de hacer es firmar. De una firma nació toda esta cultura y es la parte más pura, intuitiva y visceral del graffiti.
Amo el tagging en todas sus facetas. Y me gusta cualquier tipo de herramienta que me permita hacerlo. Identifico todas las firmas que veo por la calle, me fijo y las analizo. Me siento cómodo en un lugar donde haya firmado y tremendamente incomodo si estoy por un sitio donde no he firmado. Forma parte de mi vida, igual porque es lo más cómodo, simplemente tienes que vivir la ciudad. Pero hay que estar siempre preparado por un lado y hay siempre alerta, porque también es la manera más sencilla de que te cacen.